El relámpago del Catatumbo

El relámpago del Catatumbo es uno de los fenómenos de la naturaleza más extraños y fascinantes.

Este suceso se da en Venezuela,en el lago Maracaibo,y su nombre lo recibe del río Catatumbo que nutre de agua dulce al mencionado lago.

Este relámpago se caracteriza por ser casi continuo,tiene una actividad de unas 160 noches anuales y cada una de ellas lanza relámpagos sin descanso hasta 10 horas seguidas y produce hasta 280 descargas por hora. El total de descargas eléctricas es 1.176.000 por año, con una intensidad de hasta 400.000 amperios y la luz que genera puede visualizarse a cientos de kilómetros.

El Faro del Catatumbo, nombre con el que también se le conoce ya que las embarcaciones que surcaban la zona podían navegar durante la noche sin problemas en la época de la navegación a vela, es el único fenómeno natural del mundo que regenera la capa de ozono, debido a las descargas eléctricas tan elevadas que produce.

Una explicación cientifica a este fenómeno la encontramos en su orografía.Los vientos alisios procedentes en dirección noroeste- sudeste, que al entrar en la depresión donde está el lago chocan con la sierra de Perijá, que limita con Venezuela y Colombia, y crean masas de aire con baja presión en el sur del área, sobre el espejo de agua creado por las ciénagas. El choque con los vientos que avanzan desde los Andes provoca las tormentas y el relámpago consiguiente, por las descargas eléctricas sobre gases ionizados. Estos gases son producidos por la materia en descomposición de los pantanos y recibe el nombre de metano, que al ser más ligero que el aire asciende más rápido y con mayor facilidad a las nubes.

Otra explicación más metafísica la encontramos en el grupos étnicos de la zona.Los wari o Huari, fijan su origen en la concentración de millones de cocuyos (luciérnagas) que todas las noches se reunen en el Catatumbo para rendirle tributo a los padres de la creación. Los yupas y los wayuu lo atribuyen a la presencia de los espíritus de los guajiros caídos que resplandecen como una especie de mensaje, además de considerarlo el eterno resplandor en las alturas.