lunes, 1 de junio de 2009

Historias de Hoy Cap 2


Cuando salió a la calle el aire frío de la mañana no le sorprendió, hacia pocos minutos que se había vestido con la ventana abierta y esto le puso en sobre aviso, lo que si le sorprendió fue la calma aparente que reinaba en la ciudad, no era normal que una ciudad como Madrid estuviese tan tranquila a esas horas de la mañana.

El sucio portal se cerro casi sin hacer ruido, el casero ha debido cambiar el muelle esta mañana, pensó. El callejón sucio en el que se encuadraba el edificio estaba como siempre lleno de bolsas de basura que se acumulaban al lado de los contenedores desde primera hora de la mañana, como cada vez que veía esa escena pensó que eran demasiadas bolsas para los vecinos de su inmueble, y llegó a la conclusión de que los vecinos de las fincas colindantes debían utilizar el callejón como si de su propio vertedero se tratase, como no, era típico de Madrid, siempre se llenaba aun mas de mierda a los que ya la tenían hasta el cuello a ver si conseguían ahogarlos.

El olor rancio del callejón le dejo en la garganta un amago de vomito y en la mente un recuerdo al DIA en que lo despidieron. Ese día, con sus mejores galas se presento en la empresa y se dirigió a su puesto de trabajo como todos los demás días, como si de uno normal se tratara, intentando ocultar la ansiedad que despertaba en el la reunión que debía celebrarse. Al pasar por el lado de la maquina de café sus compañeros lo saludaron, como de costumbre, pero después pudo notar como se reunían en corrillo, como susurraban sin que el se enterara mientras le dedicaban miradas a escondidas. Su primera reacción fue mirarse la cremallera del pantalón, debía habérsela dejado abierta y por eso cuchicheaban a sus espaldas, pero no, eso no era, sus pantalones estaban en perfecto estado de revista, y la cremallera subida hasta su tope. Se dirigió al aseo temiendo que hubiese algo raro en su cara, en su camisa o su espalda, nada podía fallar, todo debería estar perfecto, pero nada, nunca había estado todo tan en orden como hoy, su mujer había planchado la camisa minutos antes de salir de casa y el traje estaba recién sacado de la tintorería. Todo, absolutamente todo estaba en orden. Pensó entonces que debían correr por la oficina rumores sobre su ascenso, y por ese motivo, por envidia, todos cuchicheaban a sus espaldas, si, eso debía ser, no hay otra explicación. Tras revisar de nuevo su aspecto frente al espejo, decidió salir del aseo paso decidido y con la cabeza alta para que lo vieran sus compañeros, de ese modo les demostraría que no le importaban sus cuchicheos.

Se dirigió hacia su mesa de trabajo, una mesa blanca encuadrada en un cubículo blanco de dos por dos metros en el cual pasaba cada día diez o doce horas de dedicación plena a la empresa. Sobre la mesa no había nada salvo un ordenador visiblemente limpio y un almanaque que le recordaba las tareas pendientes para ese DIA. Escrito en el almanaque solo se veía la palabra REUNIÓN en letras grandes y con varios signos de exclamación a cada lado, se había preocupado mucho en días anteriores de que no se le olvidara la reunión.

Saco de su mesa los papeles en los que debía trabajar, unos albaranes de recepción de mercancías que debía completar antes de que acabara la semana para llevarlos al departamento de pagos. Mientras recepcionaba los albaranes y comprobaba que los precios que marcaban eran los correctos estuvo pensando que haría esa noche para celebrar su ascenso. Llevaría la pequeño con su tía, una hermana de su mujer de aspecto más bien repulsivo y moral un poquito baja que viva cerca de casa y en algunas ocasiones se quedaba con el niño, a él no le gustaba llevárselo, su casa, o a lo que ella llamaba su casa, brillaba por su falta de higiene, además no había pasado ni una sola vez por casa de su cuñada sin que en ella hubiese un "residente" diferente del anterior. Pensaba que ese no era lugar para que su hijo pasara la noche, aun así, seria demasiado precipitado llamar a sus padres al pueblo para que vinieran a cuidar al bebe, y dado que la ocasión lo merecía, debía sacar a su mujer a cenar a un sitio caro de esos que tanto le gustaban a ella, de modo que la única solución factible era la de dejar al niño con su tía.

El tiempo se le hizo eterno , divago durante horas sobre donde llevaría a su mujer, ningún restaurante era lo suficientemente bueno para esa ocasión, ninguno le parecía apropiado para la que consideraba una de las noticias mas importantes de su vida.

Estaba buceando en sus divagaciones cuando sonó el teléfono, esto le pillo por sorpresa, su pulso se aceleró, las manos le temblaban y un sudor frío le caía por la espalda, solo deseaba que su nerviosismo no se trasmitiese por la voz. Descolgó el auricular no sin titubear antes, se aclaró la garganta intentando calmarse y se lo acercó al oído. Una voz sensible y amiga sonó al otro lado del auricular, era Marta, la secretaria de el Director, oír su voz en lugar de la de el jefe consiguió que se tranquilizara. Marta solo llamaba para decirle que la reunión iba a empezar en un momento, pero debió notar en su nerviosismo porque le pregunto por el niño, cosa que no había hecho nunca antes, y por la salud de su mujer y de sus padres. La conversación duro poco, pero le sirvió para calmarse. Cuando marta colgó se levanto de la mesa, se coloco la bien corbata, se puso la chaqueta y se dirigió hacia la sala de juntas con un aire de seguridad que le sorprendió a el mismo.

La sala de juntas se encontraba al final del pasillo en el que se ubicaban los cubículos, llego a la sala, que para su sorpresa encontró vacía. Esperaba que todos los peces gordos de la empresa se encontrasen allí, reunidos para darle entre todos las buenas noticias. No fue así , en la sala de juntas solo se encontraban El, Marta, y el director de la empresa que le invitó rápidamente a tomar asiento. Se sentó lo mas lejos posible de las otras dos personas que había en la mesa, dejando los asientos mas cercanos al director para quien fuese llegando.

Para su sorpresa descubrió que no esperaban a nadie más y que Marta se levanto rápidamente para cerrar la puerta a sus espaldas.

El director tomo la palabra rápidamente. Empezó diciendo que aprecia los muchos años de dedicación que había dado a la empresa, que era un trabajador modelo, que si el tuviese en plantilla muchos como el la empresa iría aun mejor de lo que iba. Todas estas muestras de aprecio de el director no hicieron mas que afirmas su sensación de que le había llegado la hora del ascenso. El director continuo hablándole sin dejar replica por su parte, todo eran parabienes sobre el o su familia, las horas que dedicaba a la empresa y todas esas cosas que ya sabia demasiado bien.

Todo su mundo se le vino encima cuando el director pronuncio sus ultimas palabras :"todo esto y muchas cosas mas no hacen sino demostrar que es usted un trabajador excelente, aun así, he de despedirlo" ¿aun así ha de despedirme? ¿por que?. no le dio tiempo a formular la pregunta, el director continuó hablando:"he de serle sincero, hemos contratado a un joven para que ocupe su cargo, acaba de terminar la universidad y esta perfectamente preparado para...."¿ para que? Pensó ¿para hacer mejor que yo lo que llevo haciendo durante años sin cometer ni un solo error?. Seguía escuchando al director aun sin prestarle atención cuando de repente el este dijo : " que leche no puedo engañarle, ese joven es un completo inepto, es un inútil, pero su padre es influyente, debe de entenderlo, no se que mas decirle, he sido sincero con usted, mas de lo que me hubiese gustado, pero no podía despedirlo sin darle la verdadera razón de su despido. Espero que lo entienda. Tiene el DIA de hoy para recoger sus cosas y pasar por administración, ya han preparado su finiquito. ¿que quiere que le diga?, así es la vida". Sin darle tiempo a reaccionar, El director salió de la sala acompañado por Marta.

Quedo en silencio, pasmado, sin saber que hace ni que decir, ¿que que quiere que le diga? Joder no me jeringues, que no quiero que me diga, no quiero que me despida, eso es lo que no quiero. Tras esto solo pudo hundirse aun mas, ¿Que le diría esta noche a su mujer?,¿como criaría a su hijo recién nacido?.

Se derrumbo sobre la mesa de la sala de juntas y se hecho a llorar desconsolado ante la situación en la que se encontraba.

El ruido de un camión lo despertó de sus sueño, llevaba ya un rato largo de pie en medio del callejón, sin siquiera moverse, recordando aquella dolorosa escena que jamás debería haber sucedido, aquel principio del final de su vida.

decidió dejar aquello atrás y echó a andar deseando que todo cambiase de una vez por todas.

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