viernes, 1 de mayo de 2009

Derinkuyu, ciudad de cuento

El otro día, estaba viendo una película cuando hablaron de una ciudad subterránea. Ello me hizo recordar un correo que me mandó Esther sobre una ciudad subterránea de verdad, que se hallaba en Turquía.

Esto me hizo investigar un poco más sobre la historia de esta ciudad excavada en la roca,que parece salida de un cuento. Y como tal, os contaré lo que encontré:

Allá por el año 1963, un habitante de Derinkuyu (en la región de Capadocia, Anatolia central, Turquía), decidió derribar una de sus paredes de su casa-cueva para ampliar su morada y boquiabierto se quedó al descubrir que detrás de la misma se encontraba una misteriosa habitación que nunca había visto. Tiene miga la cosa ,debió pensar, tengo más espacio del que creía. Así pues, se adentró en ella y esta habitación le llevó a otra, y ésta a otra y a otra… Por casualidad, había descubierto la ciudad subterránea de Derinkuyu, cuyo primer nivel pudo ser excavado por los hititas alrededor del año 1400 a.C.

Arqueólogos de todos los lares comenzaron a estudiar esta fascinante ciudad subterránea abandonada.

(Pinchad sobre la imagen para aumentar)



Consiguieron llegar a los cuarenta metros de profundidad, aunque se cree que tiene un fondo de hasta 85 metros.

Actualmente se han descubierto 20 niveles subterráneos. Sólo pueden visitarse los ocho niveles superiores; los demás están parcialmente obstruidos o reservados a los arqueólogos y antropólogos que estudian Derinkuyu.



La ciudad fue utilizada como refugio por miles de personas que vivían en el subsuelo para protegerse de las frecuentes invasiones que sufrió Capadocia, en las diversas épocas de su ocupación, y también por los primeros cristianos.

El interior es asombroso: las galerías subterráneas de Derinkuyu (en las que hay espacio para, al menos, 10.000 personas) podían bloquearse en tres puntos estratégicos desplazando puertas circulares de piedra. Estas pesadas rocas que cerraban el pasillo impedían la entrada de los enemigos. Tenían de 1 a 1,5 metros de altura, unos 50 centímetros de ancho y un peso de hasta 500 Kilos.




Además, Derinkuyu tiene un túnel de casi 8 kilómetros de largo que conduce a otra ciudad subterránea de Capadocia, Kaymakli.

En los niveles recuperados se han localizado establos, comedores, una iglesia (de planta cruciforme de 20 por 9 metros, con un techo de más de tres metros de altura), cocinas (todavía ennegrecidas por el hollín de las hogueras que se encendían para cocinar), prensas para el vino y para el aceite, bodegas, tiendas de alimentación, una escuela, numerosas habitaciones e, incluso, un bar.Está claro que esto ultimo no podía faltar.




La ciudad se beneficiaba de la existencia de un río subterráneo; tenía pozos de agua y un magnífico sistema de ventilación (se han descubierto 52 pozos de ventilación) que asombra a los ingenieros de la actualidad.



A Andrew Collins, un experto en misterios de civilizaciones desaparecidas, Demir le había hecho ver algo: que algunas de las zonas más antiguas de ese entramado eran más altas que las modernas. Como si hubiesen sido acondicionadas para personas de mayor estatura. Él creía que podía remontar su antigüedad al Paleolítico. «Collins me propuso una explicación», recuerda Demir. «Cree que, hacia el noveno milenio antes de Cristo, Turquía sufrió una breve era glacial que duró 500 años. Y que los habitantes de estas regiones, más altos que nosotros, decidieron refugiarse del frío y la nieve del exterior excavando ciudades en las que la temperatura era constante. Como aquí, que nunca baja de los 10 ó 12 grados».



Andrew Collins, junto a autores bien conocidos en los países anglosajones como Graham Hancock, Rand Flem-Ath o Colin Wilson, defiende que existieron civilizaciones desarrolladas, mucho antes de Mesopotamia o Egipto, que se esfumaron tras la llegada de la última glaciación. Para todos ellos, aquel cambio climático de hace 11 ó 12.000 años colapsó el curso de la Historia y dio pie a leyendas como las del Diluvio -extendida entre todas las culturas del planeta- o la del hundimiento de la Atlántida. ¿Era, pues, Derinkuyu un vestigio de alguna de esas civilizaciones prehistóricas? ¿Era casualidad que en la región del planeta en la que nos encontrábamos hubiera florecido el mito de Shambalah, un mítico reino subterráneo cuyos tentáculos se extienden supuestamente bajo todo el continente de Asia.

Tiene miga en lo que se entretenian esta gente.

Fuentes: cuentascuentos.com
images.google.es

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